Dado el “boom” informativo que estamos teniendo con el Mindfulness en nuestros días, vamos a hacer una breve introducción para posicionarnos en la línea de salida e ir avanzando en posteriores entregas por el maravilloso mundo de la conciencia plena.
El término Mindfulness viene de las tradiciones orientales (como el Budismo Zen) aunque la Psicología ha empezado a reconocer que esta práctica puede ser muy beneficiosa en algunos tratamientos psicológicos para combatir la ansiedad, la depresión, el dolor crónico etc…, tomándolo fuera de cualquier contexto religioso y/o espiritual.
Jon Kabat-Zin, el pionero más importante en la aplicación terapéutica del Mindfulness, lo define como “la conciencia que surge de prestar atención intencionalmente en el momento presente y sin juzgar, a las experiencias que se despliegan en cada momento” (Kabat-Zin 2003) . Esta actitud nos permite ver claramente lo que está sucediendo en nuestras vidas, ya que a veces vivimos centrados en cosas diferentes a lo que ocurre en el presente- dándole vueltas a lo que ocurrió en el pasado y preocupados por lo que pasará en el futuro.
¿Cuántas veces te has sorprendido leyendo un libro dándote cuenta que no has prestado atención a lo leído en las últimas páginas? , o que estás hablando con alguien pero no te has enterado de lo que te ha dicho porque ¿dónde estaba tu mente?. ..Es lo que llamamos funcionar con el “piloto automático”.
Como hemos indicado la plena conciencia (Mindfulness) es la capacidad de estar despierto y atento al momento presente., y la buena noticia es que puede cultivarse. Igual que podemos mejorar nuestra forma física con ejercicio físico regular, podemos desarrollar Mindfulness a través de prácticas mentales como la meditación. Hay diferentes tipos de meditación que pueden cultivar la conciencia plena ( Mindfulness); la mayoría implica elegir un objeto de atención como por ejemplo la respiración y centrarse en ese objeto cada vez que la mente se disperse.
La respiración es una base sólida y estable en la que podemos tomar refugio. Sean cuales sean nuestros pensamientos, sensaciones y percepciones, la respiración siempre nos acompaña como un fiel amigo. Cuando nos sintamos arrastrados o superados por una emoción fuerte o dispersos en recuerdos y preocupaciones, regresaremos a nuestra respiración para calmar y anclar nuestra mente.
Notamos el aire que entra y sale de nuestra nariz. Sentimos el funcionamiento ligero, natural y pacífico de la respiración. En cualquier momento, al caminar, ver la tele, lavar los platos… podemos regresar a nuestro refugio que es la respiración.
No necesitamos controlarla de ninguna manera, tal cual es. Puede ser larga o corta, profunda o superficial. Gracias a nuestra atención se hará más lenta y profunda de forma natural. La respiración consciente es el secreto para unir cuerpo y mente en cada momento presente de nuestra vida.
Os proponemos el siguiente ejercicio, para empezar a cultivar esta beneficiosa e interesante habilidad:
Podéis elegir algún momento de vuestro día y durante 3 o 5 minutos practicar el ejercicio de poner atención a la respiración como hemos indicado anteriormente.
Es un buen ejercicio para centrar y estabilizar la mente, creando una buena base para desarrollar otras habilidades Mindfulness o de toma de conciencia de las que os seguiremos contando.
Muy interesante Alba test! A la espera las siguientes entradas sobre mindfulness!
Me gustaMe gusta