Entre los deportistas de élite es muy común y frecuente que se recurra a los servicios de un psicólogo deportivo. Pero no es tan común este servicio entre deportistas que no aspiran a ser campeones en una disciplina deportiva, pero si les gusta competir, o deportistas que simplemente quieren mejorar en el deporte que practican.
Quizá, una de las razones de esto sea el desconocimiento de la labor del psicólogo del deporte. Normalmente se piensa que lo que hace es motivar al deportista sin más, o utilizar estrategia de visualización de cara a preparar competiciones. Nada más lejos de la realidad.
Los problemas en el rendimiento de los deportistas no son sólo una cuestión de motivación. Creencias, pensamientos, emociones, sentimientos, toma de decisiones, etc. son factores que afectan de igual manera, o incluso más, en el rendimiento de los practicantes de un deporte, ya sea a nivel de competición, ya sea a nivel de ocio. A parte de estas variables personales del deportista, especialmente en los deportes de competición, otro de los grandes factores que afectan al rendimiento es el propio entrenador, máxime si hablamos de deportistas jóvenes. Cómo organiza los entrenamientos en función del calendario, como plantea los objetivos del entrenamiento y la competición, cómo toma las decisiones, etc. influirán enormemente en el rendimiento y el desempeño de los deportistas. En definitiva, en qué medida valora importante la carga psicológica.
Hacer una correcta evaluación de cómo estos factores están afectando, no sólo en el momento de la competición, sino también durante los entrenamientos y los periodos pre-competición, son labor del psicólogo deportivo. Evaluar la carga psicológica de los entrenamientos y la competición, y encontrar las herramientas necesarias para afrontar los aspectos psicológicos de la práctica deportiva, al nivel que sea, están entre sus competencias y ayudarán a los deportistas a aprovechar al máximo sus cualidades físicas y poder conseguir los mejores resultados de la actividad física que practique.
En siguientes entradas iremos abordando, más en profundidad, algunos de los aspectos aquí mencionados. Si estás interesado/a en la psicologías deportiva, suscríbete para recibir información interesante sobre este tema.
rá, es muy probable que haya momentos en los que no consigamos esa reacción deseada. Cuando esto ocurre, aquello que hacíamos para agradar, se convierte en un arma arrojadiza en forma de reproche («con todo lo que yo hago por ti y tú no haces nada por mi»), de tal manera que acabamos haciendo responsable de nuestras acciones a nuestra pareja (hijo, compañero/a, familiar, etc.). Por otro lado, el «hacer por el otro» puede llevar a hacer cosas que realmente no deseamos, pero que somos incapces de dejar de hacer por temor a que la otra persona se enfade y, en consecuencia, pueda peligrar la relación.
Alba Test Blog 